miércoles, 4 de abril de 2018

En la edición de Los Equidistantes del 4 de abril de 2018


Humberto Hernández Gómez (1945.2018), en el Salón los Azulejos de la FSTSE en 2013
En la entrega de reconocimientos por quinquenios del Club Primera Plana.

Micro cuento
Retornado
Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas
           
Loco
Por Raúl DE Thesy Y RR
Palenque, Chiapas

Resucitados©
Por Román LÓGLEZ
Palenque, Chiapas

La estatua
Por Vilma Edith PÉREZ CERVANTES
Matamoros, Tamaulipas

Poesía

La Consagración de la Primavera
Por Roberto LÓPEZ MORENO
Ciudad de México

Pejpemtye’ Ch’ol
Por Nicolás López Arcos
Palenque, Chiapas
           
Traducción al español
Árbol de mariposa
Por Nicolás López Arcos
Palenque, Chiapas

Reflexión
La vida como es…
Dr. House
Por Octavio RAZIEL

Ciudad de México


Micro cuento
Retornado
Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas


Micro cuento
Loco
Por Raúl DE Thesy Y RR
Palenque, Chiapas

     Regresa del lugar a donde nadie quiere ir. Perfeccionado en el arte del engaño. Capaz de morder la mano que le alimenta. Aunque en el espejo se repite que solamente es buen político. Habilidoso por creer que ocultaba y nadie podía ver esas debilidades tan humanas que le llevaron a acumular sospechosas fortalezas materiales. Sentíase un gran negociador al creer que sus adversarios aceptaban sus condiciones. Desviaba la atención de lo acumulado con mañas que justificaba al pensar que todos lo hacían.
     Más, en el ritmo del Universo, todo tiene su tiempo. Y ya le esperan. Allí, en lo más oscurito del intangible templo al individualismo. Como se logran los grandes acuerdos cupulares. Lejos de las miradas profanas. Sin molestos testigos. Libres de pensamientos éticos comunitarios. Cara a cara. Con desempolvados gruesos legajos judiciales. ¡Toda su vida! El momento cainita. La infantil furia deportiva criminal. Los negocios peligrosos. Un amplio rosario del ilegal transitar en el despojo y el trabajo de los círculos cercanos con la renta del partido a un gobernador del Sureste y venta millonaria de carteras plurinominales que garanticen impunidad, y...
    - Son las facturas pendientes. Llegó el momento de pagar.
Palidece. Las manos tiemblan. El cuerpo emana un sudor frío. Chocan los dientes de la placa de porcelana en ese tartamudeo temeroso:
    - ¡Es un complo! Nada de esto es cierto. ¡Me están provocando los de la mafia del poder que tú encabezas!
     La mirada temerosa hurga en la profunda oscuridad. Busca a agentes agazapados. Contiene su instinto de correr. El lugar le es desconocido y puede tropezar y perder la figura. Esa compostura que tantos dividendos le ha dado. Escucha:
- Sereno moreno. No diga frío hasta no ver los pingüinos. Usted… tranquilito.
     Le pasa suavemente la mano derecha sobre la espalda protegida por ese casimir hecho a la medida en la mejor casa de Londres y que insiste que es marca mexicana. La tibieza de los dedos del experto acariciador entrenado con su cuñado, parecen serenar el ambiente y retoma la seguridad en el retornado que interroga:
     - ¿Entonce, de que vamo a hablar?
     Al mirar la amplia sonrisa que enmarca dos enormes orejas del interlocutor, abre los ojillos sorprendido por lo que oye:
- Simple. ¡Muy sencillito! Con la franquicia electoral que enajenas, llegarás a la Gran Silla del Águila Mexicana. Todo está dispuesto. Claro, siempre y cuando sea sobreseído una lista que encontrarás al llegar a la Residencia en San Miguel Chapultepec, que apruebe el Legislativo que te conformaremos las cuentas públicas de los recientes seis años, los verdaderos líderes del llamado crimen organizado trabajen por México en tranquilidad y mantengas siempre abierta la comunicación con el Gran Señor del Peluquín Naranja quien sabrá orientarte en sus sugerencias, entre otras cosas que conocerás en el momento oportuno. ¿Estamos?
     Reflexivo y mordiéndose los labios piensa que nada pierde con aceptar y al asumir el cargo, otra cosa será y mueve afirmativamente la cabeza de pelo blanco. Externa su mayor duda:
     - ¿Qué pasará con el irlandés?
     - ¡Nada! ¿Qué quieres que pase?
     - ¿Está de acuerdo?
  - Es institucional. Y lo que haga mi protegido, el prestidigitador Benito que supo metamorfosear firmas de electores y burdas copias, será pan comido lo algoritmos porcentuales con nuestros asociados que se sienten telecráticos. No problema. ¿It's okay?
    Mira los labios del que califica Innombrable y le aclara:
     - No hablo inglés…
      Le ataja:
     - ¡Qué no hay problema! ¿Está bien?
Confirma que entendió y su interlocutor de baja estatura comenta:
    - Cumpla su palabra porque de lo contrario se la haremos cumplir. Recuerde quien es el chofer, el edecán, los cuidadores personales y de la familia, cocineros y personal doméstico. Aquí tiene esta hoja. ¡Hasta la vista amigo!
     Le entrega un papel en la mano derecha y desaparece en la oscuridad de la noche. El expectante se frota los ojos para convencerse de que no fue un sueño. Abre la palma de la mano y el papel se fusionó con la piel con un enigmático seiscientos sesenta y seis. Lo demás es lo de menos para el retornado del lugar a donde nadie quiere ir.


La gente creía que era loco; porque sin preguntarle, a todos les decía: Me llamo Juan. 
La decía que estaba loco; porque sin motivo, siempre se sonreía.
La gente pensaba que era  loco; porque siempre caminaba sin rumbo.
La gente aseguraba que era loco; porque mientras todos  sólo se atrevían a mirar el eclipse reflejado en el agua de una cubeta, él miraba de frente al Sol de mediodía.
La gente creía, decía, pensaba, aseguraba que era un loco; porque nadie de ellos lo era.
Pero nadie se atrevía a mirar el Sol de frente;  todos caminaban  por caminos trillados y nunca nadie se permitió  sonreír sin motivo.
Porque nadie conoce su verdadero nombre.

Febrero 2018.


Micro cuento
Resucitados©
Por Román LÓGLEZ
Palenque, Chiapas

El cielo  lívido y el  canto del amanecer  triste, marcó la pauta para señalar a la anciana la primera labor del día.
  Entonces mi abuela Estilita Reyes,  según su cosmovisión de curandera y resucitadora, lo toma  de las patitas y lo coloca debajo de un perol  semilevantado a  una altura aproximado de 90 grados del cielo al terrenal con la mano izquierda; y con la otra,  sostiene  el martillo resonador de  la melodía universal;  según,   para no reventarle los tímpanos al infortunado.
Y,  empezó su  tan -  tan – tan,  con su pequeño mazo de roble sobre el metal.  Los porrazos eran tan fuertes    que  al pobre animal muerto, revivía. Y misión cumplida.

Diciembre 3 del 2011.


Micro cuento
La estatua
Por Vilma Edith PÉREZ CERVANTES
Matamoros, Tamaulipas



 Alguien toco el timbre de la casa y Leticia abrió la puerta; sorprendida vio la estatua de un leñador en su cochera; busco para todos lados, no vio a nadie.  Se encogió de hombros; le gustaba le arte, tal vez era el regalo de algún enamorado.
La estatua era perfecta; bajo las mangas enrolladas de la camisa se delineaban los músculos de sus brazos.  Le gusto el color gris metálico, el torso amplio, el rostro.
Sonrió.  Si de frente se veía formidable, ¿Cómo sería por atrás? Le dio la vuelta; el trasero resulto  ser envidiable.  Volvió a la parte delantera, se acercó.  El hacha que alzaba sobre la cabeza parecía de verdad, igual sus pestañas, ni que decir de los ojos; no podía dejar de mirarlo.  De repente, la cabeza de Leticia rodo por el piso.


Poesía
Pejpemtye’ Ch’ol
Por Nicolás López Arcos
Palenque, Chiapas


Poesía
Árbol de mariposa
Por Nicolás López Arcos
Palenque, Chiapas

Tsa’ bäk’tyesäñtyiyob
Tyi juñtyejk tye’ wolibä tyi ch’ajb tsa’
Majli tyi paktyäl junmojty pejpem.

Jal  tsa’ ñäp’leyob tyi tye’
jiñtyo tsa’ k’uñtye’ jubi ik’uxel wokol
ch’ijiyemlel,
k’oj-ol tsa’ k’untye sajtyi majlel.

Tye’ ma’ñik tsa’ iñijka ibä
Wa’al tsa’ käle.

Ik’äk’al pañämil
Lajal bajche’ tsa’ iñijka ch’ojyel  pejpem.
Pejpem ma’añik tsa’ mejliyob tyi wejlel.

Ñäp’äl tsa’ käleyob tyi tye’
Tyi pejpembä tye’.

Amenazado por la tempestad humana,
sobre un árbol sin hojas
un enjambre de mariposas heridas posó.

Quietas quedaron
hasta que el dolor,
la tristeza
y amargura se diluyeran.

El árbol temeroso,
permaneció inmóvil.

El calor de la primavera invitó a buscar otro hogar,
pero las candelillas
no pudieron  emprender el vuelo.

Adheridas,
quietas quedaron en ese árbol,
árbol de mariposa.


La vida como es…
Dr. House
Por Octavio RAZIEL
Ciudad de México

Poesía
La Consagración de la Primavera
Por Roberto LÓPEZ MORENO
Ciudad de México


El último feriado lo aproveché para darle una segunda leída a “La filosofía de House: todos mienten” escrito por William Irwin y Henry Jacob. Un tratado de mentiras de la mano de Sócrates, Sherlock Holmes, Nietzsche, Sartre y otros personajes, que llevan a la verdad,
Todos mentimos, por cortesía, amor, compasión o simplemente soltamos mentirijillas piadosas que no hacen daño y, en ocasiones, mucho bien a cierta gente.
Buscamos dar la explicación más simple. Es la navaja de Ockham, la perfección -como diría Aristóteles- buscada a través de la simplicidad, que muchas veces nos lleva a la mentira. El filósofo decía que esta es jactancia, esto es, exagerar la verdad, e ironía, que la disminuye.
Recordar es mentir porque nuestra memoria es un invento. Abundan quienes se inventan un pasado y se lo creen o nos lo hacen creer como cierto. Otros bloquean episodios de su infancia y pre adolescencia pues fueron instantes poco agradables de su vida. En ocasiones, las personas no alcanzan a imaginar el sinfín de consecuencias que se desencadenan con mentiras que se convierten en un efecto mariposa.
La aproximación a las elecciones trae consigo una riada de mentiras que sólo creen los que las sueltan.  Mentiritas y mentirijillas cada seis años con las elecciones federales. El trabajo de los candidatos es creer que les creen y el de los ciudadanos -la gran mayoría- hacerles creer que en ellos sí creen. Es el juego temporalero que todos juegan en la democracia.
Jean-Jacques Courtine, escribía que “en el siglo XX la mentira entró en la fase de producción y del consumo masivo; es hoy día, electrónica, instantánea, global: el producto de una organización racional y de una rigurosa división del trabajo”
Podríamos decir que estamos viviendo el siglo de oro de la mentira política (acompañada de las triquiñuelas que sueltan los representantes laborales, sociales, culturales y de todo tipo) de personajes que han hecho un arte de este oficio.
Al término de las elecciones, sin importar quién gane, sentiremos que hemos perdido la autoestima al avalar sus mentiras y que nos hemos convertido en cómplices de la corrupción en un proceso que sabemos inmoral. Tendremos representantes que simularán cumplir con lo prometido; gobernarán a pueblos inertes, envilecidos por la desigualdad existente en Estados desguazados y corrompidos. No pasará nada, como no ha pasado en las últimas décadas. No gritaremos con el poeta T. Maritti: “La guerra es bella”.
Debemos reconocer que la historia de la humanidad, a partir de la división entre gobernantes y gobernados ha estado acompañada de la falsedad. Los griegos estaban conscientes en su democracia que no podía hacerse política sin recurrir a las mentiras, acompañadas de calumnias, suposiciones, rumores, chismes. Como escribiera Platón: “Si hay, pues, alguien a quien le sea lícito faltar a la verdad, serán los gobernantes de la ciudad, que podrán mentir respecto a sus enemigos o conciudadanos en beneficio de la comunidad, sin que ninguna otra persona esté autorizada a hacerlo”. Aristóteles escribió: la recompensa del mentiroso es no ser creído aun cuando diga la verdad.
Los oídos mienten más que los ojos y los seres humanos lo hacen para presumir de un valor que les falta.
El escritor irlandés Jonathan Swift afirmó en su obra “El arte de la mentira política” (1712) que ésta no se improvisa. Se calcula, se cultiva, se destila y se sopesa. (Autor de Los viajes de Gulliver)
Es –agregaba- el arte de hacer creer al pueblo falsedades saludables con vista a un buen fin.
Más de un mexicano inicia su vida en medio de una gran falsedad: Presentaron a un niño vivo, se asienta en el acta de nacimiento, cuando a lo largo de la vida de muchos de vivo no tuvieron nada y otros se pasaron de lo mismo. De ahí pa’l real, nacemos, nos reproducimos –mucho- y morimos en medio de la mentira, sobre todo escuchando las de los políticos.




I
Cuán la fuerza poderosa
que hace hablar las aves y las fieras.
Se estremece la techumbre de luz
y el fuego vuelto polvo de su polvo.
Se abren las aguas y se cierra
la infinita sombra del cosmos.
La sangre de los cuerpos es un torrente
que pone en movimiento los relojes,
y de la voz de la hormiga y del helecho
flora y fauna multiplican su sentido.
Existe una energía que lo mueve todo.
En su sombra infinita los hombres la conocen,
enlazan sus manos, el ritmo de sus piernas,
gira el círculo de la ceremonia.
La fricción de la danza con la noche
empieza a repetirse en el prodigio.

II
Todo empieza en el ritmo de este cosmos,
la bruma y la desbruma.
El tum tum de la savia,
de la sangre,
de las aguas de robustos manantiales.
Rompe y alza, desvincula el horizonte
para armarlo de nuevo en la pupila.
Tum y tum en la finca del latido,
todo empieza en el ritmo de este cosmos.
De las ignotas venas de la tierra
avanza conflagración de incandescente hormiga.
Durante la noche nació un árbol;
a la orilla del renovado río de Heráclito
irrumpe el nuevo árbol de Huidobro,
en medio de confluencias de loros y guanacos.
Tum tum enfurece el nuevo sol
en los tambores del barro
y una confabulación de gérmenes avanza
por los vericuetos de su entraña.
Del vientre de la insondable noche
ya revienta el capullo de luz
asido a la rama astral, que le da vida.
Tum tum, cada golpe arterial
inventa los colores, los sonidos,
el recurso percusivo de la sierpe
junto a la eléctrica seda del felino.
¡Estalla el capullo!
Hay un misterio que despierta abrupto
y se apodera de las pulsaciones.
Acechan la célula y el átomo,
se emboscan en el sur de cada sangre
para iniciar su danza ritual
sobre un estremecerse de tunkules.
Tum tum.
Del círculo sagrado surge el pecho
que va a regar la fuerza de la tierra
con la fuerza de su tinta estremecida.
Se desata de la ceremonia
ya como muerte que nutrirá la vida.
Tum tum.
Crecen el Grijalva y el Usumacinta.
El sol es un renacimiento de cabellera suelta,
cultamente salvaje.
El sol es horno rojo, negro,
verde, blanco.
Es un danzante con el pecho ardiendo.

Sinfonía de los salmos
Edit. UNAM 1996

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